La apuesta de Marketing Territorial, en el marco de Amazonía Joven, tenía como propósito promover un proceso de resignificación de unos territorios afectados por la violencia y por tanto con una profunda estigmatización asociada a la guerra en buena parte de la sociedad Colombia. Así mismo, buscaba visibilizar el patrimonio territorial como parte de esa apuesta.
Esta estrategia de posicionamiento territorial se desarrolló junto a ocho organizaciones del Caquetá Comicacao, Queplaz, Asojorio, Chocaguan, Caquetá Innova, Comité Agropecuario Constructores de Paz del Medio y Bajo Caguán, Asoproelca y Asopabol.
La formación, planeación y puesta en marcha de una Estrategia de Marketing Territorial, a través de la identificación y construcción colectiva de la identidad - marca - del territorio Caqueteño Caquetá parte de ti permitió que las organizaciones comunitarias productivas adquirieran herramientas necesarias para la gestión territorial, la gestión de fondos, y conocimientos en cadenas productivas, comercialización de productos y el diseño de plataformas de recaudación.
Este proceso se desarrolló a través de la focalización de organizaciones bajo el compromiso de conservación de zonas forestales y el proceso de fortalecimiento a las organizaciones y de sus dinámicas territoriales, a través de un Plan de Acción. Así mismo se incluyeron y formaron 5 jóvenes de los distintos centros poblados para el manejo de la página web, dejando capacidad instalada para promocionar el territorio a través de herramientas digitales. Esto permitió crear tejido social comunitario, asociatividad entre organizaciones productivas, fortalecimiento de los procesos de visibilidad a nivel identitario y gestionar comunitariamente el propio territorio.
Finalmente, las organizaciones realizaron piezas audiovisuales sobre sus asociaciones y los compromisos ambientales, con el fin de posicionar la estrategia de recaudación de fondos crowdfunding y fundraising la cual se ancló a la página web del proyecto y al diseño de campañas que les permitiera visibilizar su territorio y potenciar sus propios procesos comunitarios.
La promoción de procesos de Marketing Territorial construidos de manera participativa en regiones afectadas por el conflicto, es un imperativo, pues además de contribuir a la desestigmatización externa, permite que las comunidades re-valoricen su territorio, se construyan procesos identitarios y se movilicen nuevos actores para apoyar iniciativas comunitarias. Cuando los procesos de marketing son efectivos, y sin negar el pasado conflicto del territorio, lo resignifican y se proyectan al futuro, se aumenta la visibilidad externa facilitando los procesos de gestión de aliados. Esto puede ser clave, tanto para el apoyo de iniciativas locales, como para reforzar los procesos de autoprotección comunitaria en áreas con riesgos de seguridad como el Caquetá.
Así mismo, al dejar capacidad instalada en un territorio que ha sido fragmentado y atropellado por el conflicto armado, a través de procesos de formación en marketing territorial, permite que las comunidades se empoderen desarrollando identidad territorial para gestionar su territorio visibilizando sus apuestas de vida, su voz y su propia historia.
Una lección central frente a la ejecución de esta acción en Amazonía Joven, fue que la desarticulación y poca sinergia de este asunto con temas como el de memoria histórica, el desarrollo agroalimentario y las acciones sobre temas como conservación ambiental, redujeron considerablemente los posibles impactos que se hubieran podido derivar de dicha sinergia. En ese sentido, la baja coordinación y articulación entre ejecutores, tuvo efecto para no alcanzar en ese propósito.
De ellos se deriva que, en procesos de construcción de paz en territorios afectados por el conflicto armado, cuando se integran apuestas de memoria histórica, desarrollo de procesos agroproductivos sostenibles y conversación ambiental con ejercicios de marketing territorial, se amplifican apropiación local, se mejoran la percepción externa y las opciones de proyección de futuro, pues se elevan las posibilidades de gestión de aliados y de recursos para las iniciativas locales.
El desarrollo integral de la ruralidad propuesto en el marco de los Acuerdos de Paz de la Habana se fundamenta en el marco de un desarrollo social y económico equitativo, el uso adecuado de la tierra en relación con su vocación y la asociatividad comunitaria con el fin de erradicar el hambre, generar empleo e ingresos, dignificar el trabajo, y producir alimentos como ejes estructurales para una paz estable y duradera en estas zonas del país.
El papel protagónico que las comunidades rurales ejercen en el mejoramiento de sus condiciones de vida dentro del campo colombiano, debe priorizarse en el marco de un desarrollo integral que también contemple una participación democrática, amplia e intergeneracional de las comunidades con capacidad de transformación e incidencia. En esta medida, la participación e inclusión comunitaria en la constitución de un campo que busque mejorar la calidad de vida de las personas que lo habitan, es como se indica en los Acuerdo de Paz, “la garantía de una mayor inclusión de las comunidades rurales (...) en la vida política, económica, social y cultural de las regiones y, por ende, de la nación”.
Ante este papel preponderante de las comunidades el proyecto Amazonía Joven concentró una gran parte de su desarrollo al fortalecimiento del capital social en la Cuenca Media del río Caguán a través de la consolidación y puesta en marcha de procesos identitarios tanto a nivel comunitario como territorial, al tiempo que fortaleció los procesos asociativos y de organización social.
Estas contribuciones aportan enormemente a la reconstrucción de lazos fragmentados por el conflicto armado reconstruyendo y desarrollando, no sólo procesos de confianza y una buena convivencia entre las comunidades, sino también priorizando visiones de futuro intergeneracionales, tanto a nivel comunitaria, como organizativo y asociativo, generando al tiempo procesos de arraigo territorial y capacidades claves para el fomento de procesos de desarrollo rural. El proyecto además nutrido por los enfoques de trabajo de sus ejecutores, en especial CORPOMANIGUA, priorizó la participación, la inclusión y la valoración de la mujer en los procesos productivos, sociales y organizativos, evidenciando la aplicación práctica del enfoque de equidad de género en los procesos de desarrollo rural integral.
Estrategias como el marketing territorial y la reconstrucción de memoria histórica, permitieron aportar en la construcción, no sólo identidades propias de las comunidades, sino a una gestión del territorio basada en apuestas de vida y visiones de futuro sustentadas en procesos de organización comunitaria que involucran a todos los miembros de la comunidad.
En línea con los acuerdos de Paz y la necesidad de contribuir a la reconstrucción del capital social, el proyecto también avanzó en el fortalecimiento asociativo, lo cual permitió formar y potenciar los procesos organizativos con el fin de generar encadenamientos y alianzas productivas a nivel territorial, potenciar los procesos de comercialización de pequeños y medianos productores con valor agregado en sus cadenas productivas, para mejorar las condiciones económicas y mejorar la calidad de vida a las comunidades del Medio Caguán.
Finalmente, la incorporación en estos procesos del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Oscar Mondragón y los procesos productivos y organizativos allí desarrollados, contribuyó profundamente a la apuesta por la reincorporación de sus habitantes y su tránsito a la legalidad.