Desde su aparición y gracias a la globalización, tanto el concepto como los enfoques, ámbitos de aplicación y alcances de la gestión del conocimiento se han transformado y evolucionado adaptándose a las necesidades, y acorde con los resultados de investigaciones y experiencias de quienes se han interesado en desarrollarlo. Como sabemos, existen tantas definiciones, abordajes de conceptos y términos para entender la gestión del conocimiento como autores y analistas hay², por lo que en CORPOMANIGUA entendemos que no existe una receta única o fórmula para el desarrollo de este proceso, por el contrario, es una iniciativa que queremos implementar como un proceso vivo, en permanente cambio y adaptable a las necesidades, contextos y dinámicas que tanto la organización como el territorio requieren.
Como parte del interés de CORPOMANIGUA en diseñar e implementar una estrategia de gestión de gestión del conocimiento, la Corporación se dio a la tarea de realizar ejercicios de reflexión internos y en algunos casos acompañados o derivados procesos con consultorías externas sobre cómo estamos en materia de gestión del conocimiento. Estos ejercicios fundamentalmente arrojaron que en efecto se tiene mucha información, pero poca sistematización con enfoque común y articulación hacia un objetivo de conocimiento, limitado espacio para el aprendizaje colectivo y su consecuente insuficiente intercambio, lo que deriva en poco aprovechamiento del aprendizaje en beneficio de los procesos y proyectos que se adelantan.
En este marco, entendemos la gestión del conocimiento basada en un concepto dinámico y flexible que crece y se actualiza o transforma permanentemente según las innovaciones inherentes al desarrollo y evolución del pensamiento y conocimiento colectivo, y como una necesidad prioritaria a desarrollar en la Corporación.
Ahora, más allá de las fuentes bibliográficas y de las profundizaciones académicas, hoy se tiene una conciencia clara respecto a que el conocimiento es el mayor bien de una organización y por lo tanto el mismo debe ser gestionado interna y externamente. Por tanto, la gestión del conocimiento se sitúa entre las principales herramientas para mejorar las ventajas competitivas, como medio óptimo para articular procesos y procedimientos, aprovechar al máximo el capital humano, aumentar la eficiencia y lo que es más importante, es el proceso a través del cual se identifican las lecciones aprendidas, buenas prácticas y oportunidad de mejora, lo cual induce a un proceso constante de cambio y mejora en el quehacer institucional.
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, como punto de partida y para un entendimiento general y compartido que nos permita tener una comprensión armónica sobre los conceptos que van a guiar la estrategia en la Corporación, algunas de las definiciones o marcos teóricos que se acogen se detallan a continuación (el documento diagnóstico de conocimiento realizado en la Corporación incluye un marco conceptual y de definiciones más detallado).
Conocimiento:
El uso de la información para la consecución de determinados objetivos, su aplicación a la solución de problemas y a la toma de decisiones, es lo que conforma el conocimiento. “Según Davenport, et al. (1997) el conocimiento puede definirse como “información que se ha combinado con experiencia, contexto, interpretación y reflexión”.
Gestión del conocimiento:
Para su comprensión es necesario entender que existe una relación entre los datos, la información y el conocimiento, como ejes fundamentales para una adecuada gestión del conocimiento (lo que se conoce como la pirámide del conocimiento), y es que sin datos no se genera información, y es a partir del análisis, conversión y uso de esta, es que se genera conocimiento susceptible de ser gestionado. Posiblemente uno de los modelos de la gestión del conocimiento con mayor influjo, es el basado en la creación interna de conocimiento en las organizaciones de Nonaka, I. & Takeuchi (1995) a partir del cual se comprende la necesidad de dar conversión al conocimiento (clasificado en dos tipos -tácito y explícito-) mediante los procesos de producción y transformación de este.
En este sentido, la gestión del conocimiento promueve la identificación clara y precisa del saber hacer de cada organización como un activo con capacidad para producir impactos sociales, económicos e institucionales de largo plazo el cual se transforma, transfiere, divulga y utiliza como parte del permanente accionar de cada organización en todos y cada uno sus niveles.
Procesos estratégicos de la gestión del conocimiento
Con el fin de desarrollar el conocimiento para lograr el escalamiento de los datos e información, es necesario implementar procesos que a partir del aprovechamiento de los conocimientos individuales y colectivos permitan dinamizar actividades para instalar capacidades para la gestión del conocimiento en la organización. Son seis los procesos estratégicos para la gestión del conocimiento generalmente abordados, según Provost (2001) y algunos otros autores y analistas, los procesos se orientan a la identificación, adquisición, retención, desarrollo, difusión, y utilización del conocimiento, que para efectos de la estrategia de CORPOMANIGUA se resumen en:
La implementación de estos procesos estratégicos puede ser entendida desde su aplicación práctica, con los siguientes conceptos (adaptado de BID):
De otra parte y como eje central para llegar a contar con “productos de conocimiento”, uno de los aspectos clave que se considera en la estrategia de gestión del conocimiento se refiere a los activos de conocimiento, pues es a partir de ejercicios de documentación de estos que se podrán adelantar procesos de intercambio.
Activos de conocimiento
El conocimiento de una organización se considera un activo en la medida que éste le genera valor, el cual podrá ser no solo monetarios sino también como generador de eficiencias y mejoras internas. Según Baldrige (2003) el término activos de conocimiento “se refiere a los recursos intelectuales acumulados de su organización. Es el conocimiento que posee su organización y su fuerza laboral en forma de información, ideas, aprendizaje, comprensión, memoria, conocimientos, habilidades cognitivas y técnicas y capacidades. Su fuerza laboral, bases de datos, documentos, guías, políticas y procedimientos, software y patentes son depósitos de los activos de conocimiento de su organización. Los activos de conocimiento no solo están en manos de una organización, sino que residen dentro de sus clientes, proveedores y socios.
Los activos de conocimiento son el “saber hacer” que su organización tiene disponible para usar, invertir y crecer. La construcción y gestión de sus activos de conocimiento son componentes clave para que su organización cree valor para sus partes interesadas y ayude a mantener el éxito del desempeño general de la organización.”
En este sentido, si bien cualquier conocimiento es considerado como un activo pues genera valor bien sea a los individuos u organizaciones, se puede decir que un activo del conocimiento es aquel bien que genera nuevo conocimiento, que es susceptible de intercambio y que en algunos casos es potencialmente transable.